viernes, 26 de mayo de 2017

El síndrome del fan quejica


¡Muy buenas! A raíz de los últimos acontecimientos en el mundo del wrestling he decidido abordar un tema que siempre está presente cuando se habla sobre nosotros los fans, en relación con el producto y las decisiones de quienes lo manejan. Es un hecho que los seres humanos siempre estamos mostrando una continua inconformidad ante prácticamente cualquier cuestión, y este espectáculo no se libra de ella. Es por ello que hoy vengo a hacer autocrítica de esta postura.


Por lo general los aficionados al wrestling estamos catalogados con muchísimos adjetivos positivos. Dicen de nosotros que somos enérgicos, impulsivos, alentadores, fieles... pero no todo podían ser cosas buenas. Otra característica que destacan de nosotros, y sobre la que hablaré en este artículo, es nuestra continua y excesiva exigencia con el producto, unida en muchas ocasiones con contradicciones constantes por nuestra parte. Los aficionados al wrestling nunca estamos conformes con nada. Si dan oportunidades a los de siempre lo rechazamos y pedimos gente nueva, si dan oportunidades a gente nueva lo rechazamos y pedimos a los de siempre, cuando dan oportunidades a los que queríamos ya no queremos que las reciban, si las dan a los que queremos nunca nos parece correcta la forma en que los manejan, si consiguen un campeonato nunca estamos de acuerdo con su reinado... Y así continuamente.
Ha habido muchísimos casos en la historia, pero me gustaría centrarme en algunos de los más recientes. Empezaré por el que ha motivado que escriba todo esto, Jinder Mahal y su coronación como WWE Champion.


Hay que reconocer en este caso que todo llegó de una forma muy inesperada y sin que nadie se quejase por su anterior status dentro de la compañía.
Haya ocurrido para potenciar el mercado indio o no, la realidad es que Jinder Mahal se convirtió este pasado domingo en el nuevo WWE Champion contra todo pronóstico. No estaba en las apuestas de nadie, ni en su combate titular ni cuando estaba involucrado en el que decretaría un nuevo retador al campeonato mundial, pero WWE sorprendió otorgándole galones y confiándole la tarea de llevar consigo el mayor título de la compañía.
Las reacciones fueron muy diversas ante este suceso. Existió estupefacción, también cierto cachondeo ante lo inesperado de la situación, pero si algo predominó fueron las protestas por lo ocurrido. Lo dije en mi artículo hablando sobre Backlash, reconozco que todo esto llegó de una forma demasiado apresurada, de una semana para otra pasamos de ver cómo Jinder Mahal caía limpiamente ante Mojo Rawley a convertirse en retador por el WWE Championship y vencer a luchadores de la talla de Sami Zayn, AJ Styles o Randy Orton, por mucho que fuese con ayuda. Esa parte no me gustó, y considero que si tenían en mente hacer todo esto deberían haberle cuidado un poco más por lo menos. Pero por lo demás, yo no veo tan mal esta sorpresiva coronación. Sí, es cierto que Jinder Mahal no es un prodigio en el cuadrilátero y que ahora mismo está poseyendo el título que podrían tener otros luchadores como los nombrados anteriormente, Kevin Owens, o en un futuro Shinsuke Nakamura o Baron Corbin, pero es precisamente el hacer que un luchador que nadie contaba con él lo haya conseguido lo que hace este hito tan especial. Siempre tenemos los mismos nombres de luchadores en la cabeza, los que deberían ser campeones, los que deberían ir construyendo para serlo, los que pueden ser un retador de transición, los que nunca llegarán a conseguir algo grande... La sorpresa que supuso que alguien que estaba en este último grupo se convirtiera en campeón mundial es algo que en mi opinión engrandece este espectáculo, eliminando por completo la división de clases que hacemos inconscientemente sobre los luchadores. No tenemos motivos por los que asegurar que algunos de ellos no sirven para un puesto, y este parece ser el claro ejemplo de ello. Jinder Mahal y su reinado están ofreciendo algo novedoso, algo que apetece seguir viendo porque no sabes cómo continuará, y esa considero debería ser la esencia en un sector en el que ya creíamos conocerlo y haberlo visto todo.


Pero como dije en la introducción, no tan sólo nos quejamos por las cosas nuevas, y el caso más próximo en el tiempo y relacionado con la historia anterior es la coronación de Randy Orton como WWE Champion en WrestleMania 33.
En esta ocasión fue todo lo contrario, nos ofrecieron lo de siempre y la mayoría optó por rechazarlo. Parte de la culpa está en el anterior campeón, Bray Wyatt, el cual parecía estar ante la oportunidad de su vida y su reinado se terminó esfumando en poco más de un mes. Eso nos dolió a muchos. Desde aquel entonces hemos podido leer que Randy Orton no estaba haciendo bien su trabajo, que sus promos eran aburridas, que su reinado no estaba ofreciendo nada interesante, que para qué darle títulos a los mismos de siempre... Son cosas que yo mismo pensé y sigo pensando, el problema llega cuando este tedioso reinado termina para ofrecernos algo totalmente nuevo y fresco y la gente continúa quejándose. No valía lo de siempre, tampoco vale lo nuevo, y si nos ofreciesen lo que todos queremos seguramente tendríamos problemas con la forma en que lo gestionan. Un claro ejemplo de esto sería el reinado de Kevin Owens como Universal Champion. Era algo que todos queríamos y finalmente ocurrió, pero su reinado no fue más que un mar de críticas por la manera en que lo llevaron a cabo. Y ojo, en ningún momento digo que las críticas no estuviesen merecidas en ninguno de los casos mencionados, eso queda a la libre interpretación de cada uno.
Pero no sólo de reacciones ante reinados más o menos merecidos trata este artículo, también sobre las desavenencias continuas que tenemos provocando una disconformidad continua con el producto que nos ofrecen. Un caso que me parece rescatable como ejemplo es el de Dolph Ziggler.


Todo el que me conozca ligeramente sabe que soy seguidor de Dolph Ziggler desde hace años. Actualmente más por su trabajo in ring que por su personaje, que me resulta bastante irrelevante. En 2012, después de unos años ganando títulos secundarios y progresando con su personaje, llegó su gran momento convirtiéndose en Mr. Money in the Bank y canjeando el maletín al año siguiente la noche posterior a WrestleMania 29. La explosión de júbilo que tuvo el público esa noche hace que resulte sobrante cualquier cosa que diga al respecto. Desafortunadamente una conmoción le sacó de la circulación y le retiraron el campeonato tan pronto como pudieron. Desde aquel entonces eran muchísimas las personas que pedían oportunidades para él como había tenido antaño, pero WWE prefirió dejarle en el lowcard durante una larga temporada, dándole eso sí momentos importantes como la actuación en Survivor Series 2014 o algún título secundario, pero actuando normalmente como jobber para los nuevos talentos. Con el Draft el año pasado su situación se puede decir que cambió momentáneamente, y lo primero que recibió fue una oportunidad por el WWE Championship en un evento como SummerSlam. Luego de años reclamando que le otorgasen la importancia que tuvo en el pasado se supone que los aficionados deberían estar satisfechos, pero no fue así. Para cuando WWE decidió darle una oportunidad importante el público lo rechazó y decidió que ya no era el momento para hacerlo, aún a sabiendas de que simplemente sería un retador de transición y que no tenía opciones reales de ganar el campeonato. Lo mismo ocurrió con su turn heel hace unos meses. El público declaraba que debía haber un cambio en su actitud para regresar a sus inicios y volver a resultar interesante, pero cuando llegó no le importó a prácticamente nadie. Años pidiendo una cosa para que cuando llegue sigamos disconformes o deje de interesarnos.
Y no simplemente ocurren con WWE este tipo de cosas, aunque sea la empresa más grande y por lo tanto la que siempre acapara los focos, las demás también tienen que lidiar con este tipo de problemas. Por poner otro ejemplo rápido; éramos muchos los que pedíamos la salida de Dixie Carter de Impact Wrestling. Temas económicos aparte, los cuales ahora parecen saneados, nos quejábamos continuamente del roster, de las historias, de las decisiones... Su salida terminó siendo un hecho y las personas que tomaron su cargo fueron Ed Nordholm y Jeff Jarrett como caras más visibles. ¿Su deseada salida provocó que cesasen las quejas? Pues no. Las salidas que hubo levantaron la polémica, algunos de los fichajes para suplirlas más todavía, la actitud prepotente de la nueva directiva disgusta a la mayoría, y ciertas decisiones siguen siendo más que discutibles. En este punto, y aunque sólo sea en lo creativo, algunos echan de menos la anterior dirección de Impact Wrestling. Quién lo diría.

Estos han sido simplemente algunos casos concretos de lo que ha ocurrido en los últimos tiempos, pero podría estar poniendo ejemplos y ejemplos sin parar ya que es algo que siempre ha estado presente en nuestra actitud en relación al wrestling. Si lo destaco ahora es porque considero que esta actitud se está agravando cada vez más y la coronación de Jinder Mahal fue un gran punto de inflexión para tratarlo. No está mal ser exigente con el producto, pedir lo que nos gustaría ver, protestar cuando algo nos desagrade, o reclamar mejores cosas si consideramos que pueden ofrecerlas, pero deberíamos hacerlo siendo más coherentes con nuestras peticiones. Con esta actitud entramos en un bucle de protesta continua que nunca termina ofrezcan lo que nos ofrezcan, por lo que nuestras solicitudes pueden terminar disminuyendo en relevancia o terminar siendo ignoradas.
* Obviamente, y por si surge alguna duda, hablo de una mayor pasividad para este tema en concreto, no como una regla a seguir en cualquier aspecto de la vida.


¿Y vosotros qué pensáis al respecto de todo esto? ¿Creéis que en ocasiones nos excedemos protestando por el producto? ¿Pensáis por el contrario que es una actitud que debe mantenerse para que en ningún momento entren en un estado de relajación o desidia? Me gustaría conocer cuál es vuestra opinión.

Podéis comentar abajo o darme vuestra opinión en Twitter. Sabéis que lo podéis hacer hablándome a @WrestlingPhobia. ¡Saludos!

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